Sistemas anticaídas rígidos o flexibles: diferencias entre el Tipo C y el Tipo D
Trabajar encima de superficies elevadas siempre entraña un riesgo por caída. Los trabajadores siempre deben desempeñar su labor bajo unas condiciones que garanticen su seguridad ante cualquier caída que pueda producirse. Para este tipo de condiciones se suelen optar por dos aseguramientos diferentes: los sistemas anticaídas flexibles horizontales o los sistemas anticaídas rígidos horizontales.
La EN 795 establece dos tipos diferentes en función de los dispositivos: los flexibles horizontales (Tipo C), conocidos coloquialmente como líneas de cable y los rígidos horizontales (Tipo D), llamados comúnmente carriles.
A efectos prácticos existen dos diferencias sustanciales. Con carácter general, el Tipo C es un sistema más económico, cuya instalación es más rápida a la vez que suele permitir mayor distancia entre los apoyos que requiere el cable; mientras que el Tipo D establece distancias sensiblemente menores, lo que implica la necesidad de un mayor número de apoyos que suelen encarecer la instalación.
De la misma manera, hay otra diferencia en su funcionamiento. Con el Tipo C, o de cable, en caso de caída se producen unas flechas -distancia que se deforma el cable hacia abajo- importantes, frecuentemente de entre uno o dos metros, frente a las que se producen en los carriles rígidos, normalmente inferiores, de solo un metro o incluso 70 centímetros, lo que conlleva que el primero de los casos no sea de utilidad cuando las alturas libres son reducidas, teniendo en estas situaciones el carril D un comportamiento mucho mejor.
La escasa flecha de los sistemas anticaídas rígidos o Tipo D los hace idóneos en una reciente aplicación cada día más generalizada: el aseguramiento de trabajadores sobre el techo de camiones.